viernes, 8 de junio de 2012

Soneto para Boni.


Llegó a nuestra ventana muy enfermo. El veterinario le diagnosticó inmunodeficiencia felina; una especie de sida de los gatos. Pero ya lleva dos años con nosotros, puesto que decidió que lo adoptáramos y no hemos podido dejar de hacerlo. Sin embargo, mantiene una estupenda libertad para entrar o salir de casa o largarse dos o tres días cuando alguna gata anda en celo por los alrededores. Cuando quiere cariño viene y nos topa, nos roza con el lomo, se mete entre las piernas y finalmente consigue lo que quiere: unas caricias. Viene a la ventana por la mañana a desayunar, viene a la puerta a la hora de comer y a la hora de cenar entra en casa, cena y a veces se echa a dormir en una habitación rodeado de libros como un lector perezoso en la biblioteca de Alejandría. Lo llamamos Boni y responde con una mirada tierna o displicente según su estado anímico. Para él escribí este pobre soneto mal aparejado que envié a mi amiga Juani en Murcia y ahora es para tí, amigo que me lees.


A Boni

Si el enigma que aflora en tu mirada
se abriera como un alba diamantina;
si el misterio corriera la cortina,
en la tarde de tu alma  sosegada,
un dios  se descubriera en tu callada
soledad. La lámpara se adivina
de una idea de oro en tu retina
regalo de una diosa enamorada.

Un día te asomaste a mi ventana
y entró la luz sonora de un maullido
llenando de alegría mi mañana.
Dejé los libros en un tierno olvido.
Tengo tu amor distante, soberana
divinidad de mi jardín perdido.

2 comentarios:

  1. Espero que de alguna manera Boni conozca estos versos, porque son preciosos. Isabel

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  2. Isabel. El Boni sabe por intuición todo lo que nosotros sabemos tras largo esfuerzo razonable. Hay una divinidad dentro, no te quepa duda.

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