lunes, 10 de septiembre de 2012

Blow up

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Sorprendí este nenúfar solazándose en su belleza, como una adolescente mirándose despaciosamente en el espejo. Mi amigo Isidoro me recordó una anécdota, que yo contaba a mis alumnos no sé si verdadera, pero sí verosímil. Me la contó a mí, un viejo profesor de física del instituto de Llanes, que conoció al peri- patético pensador de Salamanca y la escuchó de sus labios, según me dijo. No sé. Cuenta la anécdota que don Miguel, en uno de sus viajes a Madrid como opositor a la cátedra de filosofía, paseaba cierta tarde con Francisco Villaespesa, por el parque del Retiro, cuando en un estanque apareció un nenúfar, una flor de loto en todo su esplendor, como esta. Villaespesa llamó la atención de don Miguel: -Un momento, don Miguel, un momento. ¿Ha visto usted qué flor tan hermosa? ¿Cómo se llamará?(Villaespesa conocía bien la amplitud y profundidad del léxico de Unamuno y lo miraría con esperanza a través de sus gruesas gafas de culo de botella). Unamuno sorprendido le respondió: -¿Es posible que no conozca usted el nombre de esa flor, don Francisco? Pero si "nenúfar" es una palabra muy utilizada en sus versos... 
Frecuentemente el modernismo usaba el léxico por su belleza y su peso; por la música que pudiera contener y que, como música que suena dulcemente, debía despertar emociones de todo tipo. Esa afición modernista hace que la anécdota sea creíble. Pero no es eso lo que yo quería contar, no. Mi amigo Isidoro me regaló también un montón de obras maestras del cine y entre ellas estaba Blow up del gran Antonioni. Yo la había visto en Londrés hace muchísimos años. Un fotógrafo dispara su cámara en un parque inglés, cuando sorprende una delicada escena de amor. Dispara casi en ráfagas su NikonA1, creo, y al ampliar y ampliar sectores de la imagen descubre entre los arbustos un pistola que apunta en dirección a la pareja. Ampliando más, descubrirá que un hombre ha sido asesinado. 
Amigo. Esta fotografía no está trucada. Debajo del loto, hay una ventanita que no sé cómo ha llegado allí. La he ampliado al límite y he concluído que se trata de una violenta escena doméstica. ¿Qué puedes ver tú? Yo no tengo la vista de lince del protagonista de Blow up. Pero sé cuántas veces bajo la belleza se esconde un drama y una tragedia sangrienta. Y cómo, a veces, la cámara capta escenas que no estaban en lo que los fotógrafos llaman campo. 

1 comentario:

  1. En un pis-pas has iluminado el “inconsciente óptico” benjaminiano y resulta que buena parte del arte del siglo XX, desde la "paranoia crítica" daliniana hasta Malevich, por ejemplo, se esconden en un nenúfar. Villaespesa veía más de lo que sabía, o viceversa. Ya ves: tu post vale por cuatro arrobas de tinta.
    Abrazotazos

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