martes, 11 de septiembre de 2012

Collige virgo rosas



Quero acabar entre rosas, porque as amei na infância.
Os crisântemos de depois, desfolhei-os a frio.
Falem pouco, devagar.
Que eu nao oiça, sobretudo com o pensamento.
O que quis? Tenho as maos vazias, 
crispadas flèbilmente sobre a colcha longínqua.
O que pensei? Tenho a boca seca, abstracta.
O que vivi? Era tao bom dormir.

Cuando podaba el rosal quitándole las flores muertas, se me escapó la tijera y el ramillete de cuatro rosas (una de ellas a punto de abrir sus treinta pétalos como un oloroso regalo) cayó al suelo, sin un sollozo, sin una queja, perfumando el aire en su caída. Mi mujer (-Bruto ¿qué has hecho?) las colocó amorosamente en un vaso con el fin de prolongar lo más posible su vida. Y allí quedaron, en la mesa del porche, enfrentadas en silencio, (belleza inútil, porque se fueron nuestros ojos) a su propia, inmediata caducidad. Después, depois … nos vinimos a León.

Quiero acabar entre rosas, porque las amé en la infancia. Los crisantemos de después… ¿Hay después, don Fernando? ¿qué significa ese depois? ¿Tiembla en él la muerte cuyo nombre se rehúye? En todo caso, noviembre y su frío deshojarán los crisantemos que coloquen sobre mi lápida o junto a mi urna. ¿Mi lápida? ¿Mi urna? ¡Qué difícil renunciar a la posesión! Pues, en efecto, ni la lápida ni la urna serán mías, sino que LAS cenizas serán posesión de LA tumba o LA urna.
Hablen poco, pasito, que no lo oiga ni con el pensamiento. Esperanza Cimadevilla me contaba que el tontico de su pueblo decía. –El día de mi entierro, pocos curas, que no tendré la cabeza para ruidos. Pues eso. Hay que acostumbrarse al silencio. Si acaso algún chiste, algún chascarrillo entre copa y copa de orujo, porque como a las rosas, me gustaba reír. Primum bibere. Después, depois. Hodie mihi depois tibi.
O que quis? Tenho as maos vazias,
crispadas flèbilmente sobre a colcha longínqua.
Lo que quise, todo, incluidas las rosas, se reduce a unas manos vacías sobre una colcha lejana. Todo lo que quise se reduce a unas manos que crearon el sentido de la posesión. En ellas tuve el pensamiento y el amor. Por ellas ardió la piel de las personas que amé y me amaron.  Ahora están sobre la colcha  longínqua  que en portugués suena más lejana. Me gustaría, además, que el portugués conservara en la palabra flébilmente el sentido castellano de la palabra flébil: digno de ser llorado, triste, lamentable.
Me impresiona mucho eso de la boca seca, abstracta Tenho a boca seca, abstracta. Todo el problema del lenguaje acude en un verso hermoso y triste. Todo lo que pensaba (abstracción seca y muerta) alcanzaba vida en la palabra. Pero ahora que todo ha acabado, la boca ha perdido finalmente la esencia de la palabra que era la vida. No sé. Pessoa llena el verso de ambigüedad porque cierra el poema con otro desasosegante.
Y de la vida... de lo que viví, amigos, lo mejor era dormir. Hamlet añadiría: tal vez soñar.


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